El olfato parece, en primera instancia, el sentido más difícilmente relacionable con la arquitectura, pero cuando pensamos un poco enseguida nos damos cuenta de que tanto las diferentes piezas de una casa como las diferentes zonas de una ciudad pueden relacionarse con unos olores determinados.
La cocina con los olores de la comida, el aseo con el champú, la pasta de dientes, la colonia o…, el lavadero con la lejía, la terraza con las flores, la calle con los humos de los coches, las playas con el olor del mar, etc.
A partir de un cuento (“Nàrius en La Pedrera“), los participantes deben ir olfateando los olores que contienen las diferentes páginas e ir relacionándolos con la historia.